martes, 19 de abril de 2011

Paremos el Escándalo


Una de las razones más importantes que tengo para no vivir toda mi vida en la ciudad es la contaminación acústica. Aparte de la ambiental, la acústica es algo que realmente me supera. Por suerte que al momento que empecé a andar arto en el odioso transporte público tengo la suerte de ir acompañada con música que me gusta y ponerla en el nivel de audio más adecuado para no escuchar los ruidos de la calle.
Hoy en la tarde, iba en la micro con  mi música, todo súper bien hasta que empezó a sonar una bocina que el conductor nunca sacó la mano del manubrio para que esta dejara de sonar. Todo el mundo miraba, y como con cara de no entender cuál era la razón de su manifiesto tan histérico y ruidoso (estábamos en una luz roja, no quedaba otra que esperar), cuando me baje, quede cerca del tipo ruidoso y no me aguanté, le dijo “Hey loco desagradable, como se te ocurre tocar la bocina de esa manera” y él en vez de devolverme el insulto (yo me esperaba algo como que te metes ….) me quedo mirando con cara de nada.
No sé si su reacción fue esa porque no se lo esperaba para nada o porque me abra encontrado razón.
El tema es que me encantaría que haya menos bocinas en Santiago, un poquito más de paciencia y  respeto. ¿Será mucho pedir?
                                                                                         

1 comentario:

  1. no sabi na que te equivocaste de auto y le echaste la putiada a otro.
    jajajaja

    yo que manejo, me cuesta tocar la bocina, mejor su levanta de luces, o te poni al lado con cara de "desafiante" ... (diciendo en tu cabeza: eri muy muy gueon)

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